El Gobierno presentó el martes un plan para ayudar a que las familias puedan afrontar el pago de su hipoteca tras la fuerte subida del euríbor registrada en los últimos meses. El plan está dirigido a familias vulnerables y de clase media, y su medida estrella permitirá aplazar buena parte de la cuota que pagan de hipoteca durante un tiempo.
Sin embargo, este catálogo de medidas, que el Ejecutivo ha pactado mano a mano con los bancos, viene con letra pequeña.
En primer lugar, porque quienes se acojan a estos aplazamientos acabarán pagando más por su hipoteca al final del préstamo. La razón es que estos aplazamientos no son totales. Durante el periodo aplazado (carencia), los beneficiarios solo tendrán que pagar los intereses de su hipoteca, pero la deuda que tienen con el banco no se habrá reducido. Por tanto, si no se amplía la duración de la hipoteca, los deudores acabarán pagando cuotas más altas cuando haya concluido ese periodo de carencia.
Además, hay que tener en cuenta otro factor. Y es que, en la práctica, serán pocos los hogares que acabarán acogiéndose a estas medidas. El motivo es que las familias más afectadas por la subida del euríbor son las que han firmado una hipoteca a tipo variable en los últimos años. Y desde 2017 el porcentaje de hipotecas que se conceden a tipo fijo se ha disparado. Hasta el punto de que ya son tres de cada cuatro de las que se firman.
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